- Escribe un relato sobre los propósitos de año nuevo de tu personaje.
Se despertó a una hora poco usual. Las siete y treinta y cinco de la mañana. Miró su celular. Una llamada perdida de su ex esposa. Lo apagó. Salió de su habitación de hotel, después de lavarse la cara, los dientes y haberse vestido con un pantalón que le había regalado Laura unas semanas antes de dejarlo por otro. Por un tipo del trabajo, además. Se puso también una remera que habían comprado en un viaje a Brasil, también con Laura. Toda su vida había girado en torno a ella, desde los dieciocho años de los dos, cuando se conocieron arrancando profesorado de biología y se sentaron medios juntos el primer día, y el resto de los cuatro años de carrera.
Se dirigió a la calle, al quiosco de la esquina para comprar el diario. Agarró el primero que encontró: Clarín. Estaba en Buenos Aires, de viaje. Tenía algunos días de licencia, y no se quería quedar en Montevideo. La playa tampoco le parecía un lugar apropiado para unas mini vacaciones. Si toda la vida fue medio obligado, porque a Laura le encantaba y bueno, en realidad tampoco le molestaba ir.
Entró de nuevo al hotel, al desayuno y se sirvió un café negro con medialunas. El lugar estaba tranquilo, a esa hora, un domingo medio lluvioso la gente dormía. Solo había una pareja de viejitos, que hablaban medio fuerte, se ve que eran medios sordos, se retaban un poco y se reían otro poco mas. A Jorge le pareció una escena simpática de mirar. Se alegró por primera vez en el día.
El asunto es que compró el diario para saber que día del año era, al celular no lo quería prender y le pareció que Clarín servía de calendario y de paso miraba los titulares del día «Protesta y violencia: Masivas marchas contra Maduro en toda Venezuela: denuncian casos de represión», «Anteojos de sol: uno de cada cinco no es seguro». Nada de eso le interesaba mucho. Apartó el diario y se quedó mirando la fecha. Veintitrés de enero.
Veintitrés de enero y algo le estaba faltando. No se daba cuenta muy bien que. Bueno, en realidad la vida le había cambiado completamente al separarse de Laura, en julio, cuando se mudó dos meses de vuelta a lo de sus padres hasta encontrar un apartamentito bastante lindo y barato para empezar a vivir solo, por primera vez en su vida.
Se dio cuenta lo que le faltaba: los propósitos del año. Siempre los hacían con Laura. Hacía veinte años, como una tradición religiosa del primero de enero. Se sentaban los dos en la mesa de la cocina, uno enfrente al otro y ella escribía y escribía. Sus propósitos eran bastante ambiciosos pero casi siempre lograba alcanzarlos. En cambio él, esperaba unos minutos y buscaba recomendaciones de Laura, medio como una guía para sus propias metas. Pero ahora no tenía a Laura y le quedaba solo pensar por si mismo que quería hacer de este nuevo año. «Necesito un papel y una birome» -pensó. Fue hasta el bar del hotel, y consiguió dos servilletas y una lapicera. «Bueno, mejor una sola».
Puso el número uno: viajar mas. Se percató que era poco específico, y con una consigna tan amplia nunca iba a viajar a ningún lado. Tachó y puso viajar en turismo a Colonia, y en vacaciones de Julio a visitar a una pareja de amigos, a Salto. Igual pensó que era difícil ir a verlos sin Laura, porque en realidad eran mas amigos de ella que de él. Tachó la visita a Salto.
Número dos: recopilar los poemas que había escrito durante veintidós años, e intentar publicarlos. Laura siempre le había insistido, lo había alentado a que se animara, que sus poemas eran muy buenos, que siempre la hacían llorar, que representaba lo que sentía muchas veces, y que ella no ponía en palabras, sino en pinturas. Pero a esta altura no sabía si este propósito eran mas las ganas de Laura que de él mismo, así que le sacó una flecha y observó «pensar mas sobre esto».
Número tres: conocer gente nueva, bueno, conocer a una mujer. Le parecía difícil. No salía mucho. De dar clases al apartamento, del apartamento al bar de la esquina. Y muchas mujeres no frecuentaban. «Espacios machistas» decía Laura. «Ahí entran solo ustedes, si vamos dos o tres mujeres los hombres nos compran con bebidas», «Pero vos no, Jorge, yo se que vos serías incapaz». «¿Qué pensaría Laura ahora si escuchara los pensamientos de su ex compañero de vida?»- se percató- «Esperando que entren mujeres al bar para concretar algún encuentro con alguna». Se dio cuenta que mas allá o mas acá estaba siendo como esos hombres solteros, y también casados, que buscan mujeres como presas.
Estaba pensando demasiado en Laura. En que los propósitos siempre tenían que ver con ella. Y tomó una decisión. No mas propósitos del año. Al menos no escritos, al menos no con los métodos compartidos con Laura. «¿Y si eran los propósitos incumplidos los que arruinaron su matrimonio? ¿Y si hubieran sido mas espontáneos? no volvería con Laura a menos que cambiaran drásticamente la relación. Pero después de mas de veinte años, no sería fácil» -pensó. Arrugó la hoja y la tiró a la basura. Ya había pasado mas de media hora, y en el comedor del hotel estaba empezando a llegar mas gente. Subió a la habitación, pensando en bañarse y salir a comprarle un recuerdo a sus viejos, capaz algún cenicero, algunos alfajores argentinos, algo por el estilo.
Se le ocurrió prender su celular. Y recordó esa llamada perdida de Laura. Capaz le había pasado algo. Lo sorprendió un mensaje de texto, era ella. «Jorge, no quiero planear mi año sin vos, no quiero que hagamos listas que después no cumplimos. ¿Qué te parece encontrarnos en estos días y tomar un café?».